Un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba reveló una realidad preocupante: la penetración de las apuestas virtuales en la vida de los estudiantes universitarios. Según este trabajo, esa conducta es causa de problemas de salud mental y afecta el rendimiento académico de los alumnos. Según el informe, 4 de cada 10 estudiantes admite haber apostado en línea, y entre ellos, un porcentaje significativo mostró signos de juego problemático o, incluso, desarrolló una adicción al juego.
La investigación fue practicada por la Unidad de Estudios Epidemiológicos en Salud Mental de la Facultad de Psicología, según informó el sitio Cba24n. El trabajo incluyó la encuesta de 496 jóvenes de 18 a 21 años y los resultados preliminares destacaron el impacto de la ludopatía en la salud mental juvenil.
El 40% de la población estudiantil encuestada apostó dinero en juegos en línea al menos una vez. De este grupo, el 16% experimentó problemas personales o sociales debido a las apuestas, mientras que el 22% muestra signos de riesgo que podrían derivar en complicaciones.
Raúl Gómez, director de la investigación, explicó que la adicción al juego tiende a desarrollarse a una edad más temprana cuando se trata de apuestas en línea. "Aunque la edad de inicio en el juego patológico se sitúa en la adolescencia media (14 a 17 años) y tardía (18 a 21), cuando se trata de juego en línea surge a una edad más temprana, ya que muchos comienzan a jugar en grupo, con apuestas colectivas", detalló Gómez.
El informe también revela diferencias significativas en la participación en apuestas en línea según el género y la edad. El 42% de los varones encuestados declaró haber jugado alguna vez en comparación con el 26% de las mujeres. Además, la probabilidad de participar en apuestas en línea es más alta entre los estudiantes de 21 años.
Más recursos, más posibilidades de jugar
En cuanto a los factores sociodemográficos, la encuesta muestra que los estudiantes que generan sus propios recursos económicos son más proclives a jugar, según Alejandra Cuasnicu, integrante del equipo de investigación.
El 74% de estudiantes que trabajan para financiar sus estudios admitieron haber apostado alguna vez, frente al 35% de quienes dependen económicamente de sus familias. Ninguna persona encuestada que tiene como único ingreso una beca declaró haber participado en apuestas online.
Gómez señala que el contexto económico también juega un rol determinante en el involucramiento en los juegos de azar. "Una situación económica como la actual, caracterizada por recesión, incremento inédito de la pobreza y el desempleo, funciona como potenciador del involucramiento en los juegos de azar", afirma.
Entre 196 estudiantes que afirmaron haber apostado alguna vez en línea, se observa una diversidad en los tipos de juegos elegidos. Más de la mitad indicó que su principal actividad de apuestas son los casinos mientras que 12% se inclinó exclusivamente por las apuestas deportivas. Otro 24% señaló que, además de las apuestas deportivas, también participa en otros juegos como la lotería o los casinos en línea.
La salud mental y el futuro de los estudiantes
El informe deja claro que las apuestas en línea están lejos de ser una actividad inofensiva para una parte significativa de la juventud universitaria. El hecho de que 16% de quienes jugaron ya presente problemas con el juego resalta la importancia de intervenir a tiempo. Esto sumado al hecho de que, al ser estudiantes universitarios, el estrés académico y las presiones sociales son factores comunes.
Leticia Luque, también integrante del equipo de la Universidad Nacional de Córdoba, comentó que las apuestas no son un problema en sí mismas, sino los factores que subyacen a ellas. “La conducta de apostar es una más de tantas entre las conductas humanas. Los juegos de apuesta son atractivos por ser desafiantes, y generadores de distracción y bienestar. Lo problemático radica en la conjugación de factores provenientes de las apuestas, como la proliferación de plataformas online y su fácil acceso, las deficientes legislaciones regulatorias del juego y la publicidad efectuada por figuras de renombre”, enfatizó.
Según el informe, las consecuencias negativas en la población joven incluyen deudas, aislamiento, pérdida de concentración, bajo rendimiento académico, ausentismo escolar y laboral. Esto puede derivar en trastornos depresivos, ansiedad, tristeza, cambios de humor, insomnio, ideas suicidas, trastornos alimentarios, sentimientos de culpa, vergüenza y baja autoestima.
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